Fandangos abandolaos
Audio del recurso educativo.
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Con los fandangos abandolaos atravesamos el umbral del Cante Flamenco. Los fandangos verdiales, las jaberas, las rondeñas, los fandangos de Lucena, el zángano, son cantes que encierran ciertas dificultades; cantes que ya no les podremos pedir a nuestros alumnos que canten en grupo.
Estos cantes, sin embargo, tienen un compás muy marcado, muy vivo y fácilmente reconocible. Este será, pues, el camino que seguiremos para propiciar la participación de los niños.
No obstante, antes de abordar estos cantes y como vía de preparación hacia ellos, podemos enseñarles un tipo de verdial perteneciente todavía al folklore y que sí podemos pedir a nuestros alumnos que canten a coro. Suele cantarse con la siguiente letra:
No te quites, no te quites
no te quites de bailar,
que bailando te pareces
a la que está en el altar.
No te quites, no te quites
Para el aprendizaje de este verdial podemos proceder como hacíamos con los fandangos de Huelva o con los tanguillos, es decir, primero les debemos interesar hablándoles de las localidades donde se hacen estos cantes, enseñándoles, si es posible, algunas diapositivas de alguna panda de verdiales, de sus vestimentas características, etc., podemos ponerles una grabación e inmediatamente comenzar a enseñarles a marcar el compás.
El compás de estos cantes - un 3 x 4 - no debe ofrecerles grandes dificultades, porque es el mismo que ya aprendieron con las sevillanas y los fandangos de Huelva. La diferencia entre aquellos y éstos radica en que el primer tiempo de este compás es un silencio. Para su enseñanza, es conveniente, como hacíamos con el de los tanguillos, empezar a contar los tiempos a partir del segundo. Así, si contamos los tiempos con sus respectivos silencios, hemos de oír:
dos tres (silencio)
dos tres (silencio)
dos tres (silencio)
El silencio se puede marcar dando un golpecito con el pie. De esta manera, el acompañamiento sonaría así:
dos palmadas + un golpe suave con el pie
dos palmadas + un golpe suave con el pie
dos palmadas + un golpe suave con el pie
Hay una forma, además, de facilitarles la retención de este compás, al tiempo que les ayudamos a reconocer el toque característico de la guitarra: basta con decirles que la guitarra parece como si dijera:
Barrigón barrigón panzón
Barrigón barrigón panzón
Barrigón barrigón panzón
Es un detalle anecdótico y humorístico que los niños difícilmente olvidarán.
Como hacíamos con los cantes tratados anteriormente, les pediríamos ahora que practicasen este compás acompañando el toque de la guitarra. Después, una vez que hayan aprendido un primer verdial, les iremos poniendo grabaciones de cada uno de los estilos verdaderamente flamencos para que los vayan escuchando.
Aunque ahora no les vayamos a pedir que los canten, sigue siendo conveniente que, incluso antes de oírlos, les facilitemos y comentemos el contenido de sus letras.
Durante la audición de cada grabación les pediremos que vayan marcando el compás.