Sevillanas

Sevillanas


Audio del recurso educativo.

Audio del recurso educativo.

Cada sesión de Flamenco, como la de cualquier otra materia, para que sea eficaz, ha de ajustarse a un orden sistemático, ha de seguir unos pasos bien definidos. En primer lugar, y sobre todo en las primeras sesiones, hay que interesar a los alumnos, hay que motivarlos.

Aquí es donde se puede cometer el primer error. Para evitarlo, tendremos que vencer la tentación de empezar hablándoles de lo importante, de lo bello que es el Flamenco. Son ellos los que habrán de descubrir, en su momento, si el Flamenco es o no, si les parece o no, bello o importante.

Nosotros empezaríamos por establecer una conversación con los alumnos; les preguntaríamos, si de la primera sesión se tratase, si han oído cantar sevillanas, si conocen alguna letra, si saben de alguien que vaya a alguna academia a aprender a bailarlas; después, les hablaríamos de las ferias, de las romerías; y finalmente les diríamos que les íbamos a enseñar a tocar las palmas y a cantar para que cuando fuesen a la feria no se tuviesen que quedar aburridos en un rincón. Una vez dado este primer paso, probablemente el más delicado, los siguientes serían:

1. Audición de un cante.

Únicamente una letra. No debemos arriesgarnos a que el interés que hayamos podido despertar en un primer momento se diluya ahora si les obligamos a escuchar pasivamente minutos y minutos.

2. Enseñanza del compás.

Tras esa primera audición les diríamos: Ahora vamos a aprender a tocar las palmas. Practicaríamos hasta lograr una cierta homogeneidad. Lo importante en este momento es iniciar la participación.

No debemos, por tanto, empeñarnos en alcanzar la perfección en un día. Terminaríamos por aburrirles y habríamos dado al traste con todo. Las sevillanas se ajustan a un compás de 3 x 4. Este compás se marca dando tres palmadas seguidas, de las cuales acentuamos la primera. Si contamos los tiempos, siempre acentuando el primero, oiremos:

UN dos tres,

UN dos tres,

UN dos tres.

Para que aprendan este compás, primero les pediríamos que tocasen tres palmadas y practicaríamos un poco hasta que prácticamente todos lo hicieran al mismo tiempo. Con el objeto de que este ejercicio no se haga excesivamente monótono, podemos alterar las palmas con golpes en la mesa, golpes con el pie, palmadas sobre la pierna, etc., e incluso podemos pasar de un tipo de palmada a otro.

Una vez que hayamos logrado esa cierta homogeneidad suficiente para una primera sesión, les pediríamos que acentuasen - que diesen más fuerte - el primer golpe, y volveríamos a dedicar unos minutos a practicarlo.

3. Audición y acompañamiento.

Asimilado el compás a las sevillanas, pondríamos una grabación y pediríamos a los niños que la acompañen tocando las palmas. Para esto, lo fundamental es que les indiquemos con toda claridad el momento de iniciar las palmadas. Podemos hacerlo con un movimiento de la mano, dando nosotros el primer golpe, contando hasta tres, etc.

Otro momento importante es la terminación de la sevillana. Para conseguir que todos terminen al mismo tiempo, tendremos de nuevo que indicárselo de alguna manera. Posiblemente la mejor sea contando nosotros un, dos, tres. Los niños sabrían así que su última palma debe coincidir con nuestro tres.

4. Presentación de la letra del cante.

Escribiríamos la letra en la pizarra y los niños la copiarían en sus cuadernos. Es importante que, aunque se les llame la atención sobre las diferencias entre el lenguaje oral y escrito, las letras se escriban como se vayan a cantar; de otra manera haríamos muy difícil esa ejecución, ya que sería prácticamente imposible ajustar la letra al compás musical del cante.

Un ejemplo.

El camino del Rocío no se ha hecho pa dormir.

Si copian para en vez de pa, cuando intenten cantar, habrá un desajuste entre letra y música.

5. Lectura de la letra.

Los niños leerían la letra en voz alta. Así se familiarizarían con el texto e iniciarían su memorización.

6. Audición del cante.

Durante estas nuevas audiciones del cante - tres o cuatro, a lo sumo - los niños se familiarizarían con la música y terminarían de aprender el texto.

7. Audición y cante.

Ya ha llegado el momento de que los niños empiecen a contar a coro. Lo harían con la ayuda de la grabación procurando hacerlo todos al mismo tiempo, con el texto que han copiado y que ahora tendrían delante, y bajo la dirección del profesor, que les indicaría claramente el momento de empezar a cantar. Este paso podría repetirse dos o tres veces, si es necesario.

8. Cante y compás.

Este es el final de un camino. Sin disco, sin papeles, a una señal del profesor, el grupo, comenzaría a cantar al tiempo que iría marcando el compás con palmas o golpecitos en el pupitre. Creemos que resulta innecesario decir que recorrer todas estas etapas en una primera sesión es tarea prácticamente imposible; pero ésta es la dirección y éstos son los pasos que creemos que hay que dar.

Luego en cada sesión daremos los que el tiempo y, sobre todo, la actitud y aptitud de nuestros alumnos nos permitan. Así hasta lograr un primer objetivo: que los niños canten y toquen las palmas por sevillanas a coro. Una meta que no nos extrañe que consigamos alcanzar, a lo sumo, en tres o cuatro sesiones.

Otro aspecto importante, especialmente en las primeras sesiones dedicadas a ese cante, es el tipo de sevillanas que elijamos. Hemos de procurar que no sean demasiado lentas ni excesivamente rápidas. A título de ejemplo transcribimos una que a nuestros alumnos particularmente gustó y que, a nuestro entender, reúne estos requisitos.

I
La noche que me dio
el tío del tambor
el tío del tambor
la noche que me dio
el tío del tambor
la noche que me dio
el tío del tambor
el tío del tambor
se llevó toa la noche
con la misma canción
se llevó toa la noche
con la misma canción
Eso es así
eso es así
eso es así
el camino del Rocío
no se ha hecho pa dormir.
II
Solamente de noche
tocaba el tío el tambor
tocaba el tío el tambor
solamente de noche
tocaba el tío el tambor
solamente de noche
tocaba el tío el tambor
tocaba el tío el tambor 
nunca supe quién fue
ni dónde lo escondió
nunca supe quién fue
ni dónde lo escondió
Eso es así
eso es así
eso es así
el camino del Rocío
no se ha hecho pa dormir.
III
Qué tío más pesao
el tío del tambor
el tío del tambor
qué tío más pesao
el tío del tambor
que tío más pesao
el tío del tambor
el tío del tambor
cinco noches tocando
y el tío no se rindió.
Eso es así
eso es así
eso es así
el camino del Rocío
no se ha hecho pa dormir.
IV
Como sería el Rocío
que el tío a mí me dio
que el tío a mí me dio
como sería el Rocío
que el tío a mí me dio
como sería el Rocío
que el tío a mí me dio.
que el tío a mí me dio
que durmiendo en mi cama
soñé con el tambor
que durmiendo en mi cama
soñé con el tambor.
Eso es así
eso es así
eso es así
el camino del Rocío
no se ha hecho pa dormir.
 

Los Hermanos Reyes. SEVILLANAS DE ORO. Madrid, Hispavox, HHS 10-465, 1997. Letra de Paco de Alba.

Actualmente se graban unas sevillanas en las que la guitarra se sustituye por orquestaciones musicales o estribillos corales. Este tipo de grabaciones, aunque hoy resulte probablemente muy popular entre los alumnos y pueda, por tanto, tener cierto valor como medio de acercamiento del niño a estos cantes, no nos parece el más indicado, ya que la ausencia de una guitarra que marque con claridad el compás les impide, o al menos dificulta, captar las pausas internas y los tiempos acentuados, algo imprescindible para que puedan aprender a marcar el ritmo a base de palmas.