Instrumentos musicales. Música instrumental

Al recurso natural de la voz humana, el más accesible y universal de los instrumentos musicales, se han ido añadiendo los más dispares artilugios, desde la simple piedra o el tronco de madera, hasta los más sofisticados y complejos, pasando por un inmenso número de instrumentos musicales, muchos de los cuales han desaparecido a lo largo del tiempo o bien han evolucionado hacia otros más modernos. (7º.1)

La música popular siempre ha hecho un uso restringido de los instrumentos decantándose por los más fáciles de elaborar y los más sencillos de tocar.

Aunque la presencia de la voz, del canto, es casi absoluta en el folklore en general -en Andalucía es obvia su importancia-, en contra de lo que sucede en la música culta, la que llamamos clásica, existen también piezas instrumentales.

- El canto y el sonido: la música, (y su práctica) han experimentado en los últimos tiempos, con la invención de los modernos medios de comunicación y de reproducción de sonido e imagen, una enorme transformación.

Transformación que ha supuesto un cambio en la mayor presencia de la música en los espacios privados, la música se ha privatizado, no hay que asistir a un lugar público para disfrutarla. Pero a su vez los medios técnicos permiten que la música llegue simultáneamente a miles de sitios y a millones de personas. La música está presente en casi todos nuestros actos cotidianos: fiestas, tv, radio, bares, restaurantes, etc.

Su función social ha cambiado, su utilización también.

Pero a la vez, este desarrollo arrastra fenómenos como la comercialización y la colonización musical, y la pérdida gradual de la práctica musical viva o directa(7º.2)

(7º.1) El mundo de los instrumentos musicales es apasionante. Un buen ejercicio es identificarlos, describirlos, reconocer su sonido, el material de que están hechos, interesarse por la forma en que se ejecuta.

(7º.2) Este es un tema de gran trascendencia: hasta ahora, en toda la historia de la humanidad, no había sucedido nada parecido. Como en otros aspectos de la vida, los avances técnicos han impuesto una evolución inusitada que al afectar a los elementos propios del comportamiento social ha trastocado los modos de vida (lo que decimos a pesar de que existe el parecer de que cada época es, para los que la viven, la que más cambios y más rotundos propicia, y a sabiendas de que a lo largo de la historia de la humanidad ha habido momentos que han supuesto una revolución radical en los modos de vida, si no en la mentalidad misma de las personas o en la concepción misma de las normas de relación social. Pensemos por ejemplo en el resultado de una invasión guerrera, del aniquilamiento de un grupo humano o de una etnia, o de cualquier otra transformación rotunda del tejido social en cualquier época y en cualquier lugar). Sea como fuere, lo cierto es que en esta era de los descubrimientos científicos esos elementos que configuran las normas sociales han experimentado una transformación imprevisible. Y puede que esta radical transformación esté apoyada en dos resultados claros de este progreso científico: la destrucción de las distancias (con lo que se lima definitivamente una de las claves de la diversidad cultural), y la simultaneidad (en la información, en la posibilidad de acceder momentáneamsnte al espacio privado de millones de personas a la vez) lo que coloca a las culturas (o a los poderes) dominantes en una posición ventajosa para imponer sus propias formas. Desde este punto de vista, si el fenómeno musical que estamos tratando es visto sólo desde un enfoque formal (las melodías, las estructuras literarias, instrumentos, pasos de baile, etc.) la incidencia de los medios tecnológicos es mínima, pero otra cosa bien distinta resulta si tenemos en cuenta su función social, pues entonces vemos que la transformación es enorme.