Desigualdad cultura popular y dominante

La desigualdad entre la cultura popular y la cultura dominante


 

Las culturas populares se oponen a las culturas dominantes [GRIGNON, C. (1993) Cultura dominante, cultura escolar y makiculturalismo popular. En Educación y Sociedad, tiol. 12, pp. 127-136.]. Estas pretenden una uniformidad de la vida y se caracterizan por su expansionismo, cultura técnica teórica, predominancia de lo escrito, regulación de leyes y reglamentos, utilización de las técnicas, de las ciencias y de las máquinas, lenguas nacionales e internacionales escritas, acumulación y concentración de saberes de la cultura culta, de la iglesia y de la escuela y dominio del medio físico. Las culturas populares, en cambio, dependen del medio físico, mantienen una cultura técnica práctica, se mantienen en aislamiento con sus lenguas vernáculas con grandes posibilidades de interpretación e improvisación, hay predominancia de lo oral y la tradición y lenguas no son fijadas, no se regulan por normas.

Cuando en la escuela se procede a seleccionar el curriculum, a decidir el tipo de cultura que se va a impartir se está produciendo, además de una interacción entre culturas pertenecientes a grupos educativos diferentes, una interacción entre clases sociales

 

La cultura o la selección de la cultura en el cumculum constituye el medio a través del cual tiene lugar la interacción social de las clases sociales (STENHOUSE, 1967, p.58) [STENHOUSE, L. (1967) Culture asid Education. Thomas Nelson ana Sons, London.].

No podemos negar el contenido común que tienen ciertos conceptos de cultura con el contenido atribuido al concepto de cultura popular. Esta comprobación avala la idea de la importancia e interés que tiene recuperar, con un nuevo sentido, el concepto de cultura popular.

En cambio, el papel de la escuela conduce espontáneamente al monoculturalismo y debilita la diversificación de las culturas populares, asegura la popularización de lo escrito y consagra su supremacía sobre las culturas orales [Iem. p. 129.]. Como dice GRIGNON, en el caso de las "hablas".

La enseñanza se sitúa de lleno en una perspectiva "legitimista", en la que el uso popular, local, vernacular es percibido como una desviación de la norma, del buen uso, del buen gusto, como una falta que es preciso corregir. El sometimiento jerárquico de la lengua escrita repercute sobre la lengua oral: el acento dominante es percibido o, mejor, no percibido, es el acento cero, el acento en relación al cual los otros acentos, populares y regionales, se hacen oir(1993,p. 129).
 


Artesanos populares

Hemos comentado las características de las culturas populares y de las culturas dominantes en las que la cultura escrita se destaca sobre la cultura oral. Saberes universales contra los locales y particulares. Ciencias experimentales contra ciencias de lo singular. Pensamiento abstracto contra epistemologías de la práctica. Pero, pese a estas diferencias no podemos caer en el error de asignar a las clases populares la cultura popular y a las clases dominantes la de élite por cuanto se reproduciría lo que intentamos evitar. La cultura dominante contiene elementos fundamentales para que las clases populares adquieran hábitos de racionalidad y pensamiento. Es necesario, pues, no terminar en el populismo asignado a las clases populares la cultura mas debilitada.

En la escuela se produce un tipo de cultura cuyo componente básico es el de la cultura dominante, estructurada a través de jerarquías curriculares (valor diferente para cada materia, contenido o destreza), organizativas (centros diferentes, grupos de rendimiento, tipo de profesorado), espaciales (zona suburbial, zona rural), si bien los grupos de élite mantienen ciertas prácticas culturales dominantes al margen de la propia escuela. La cultura dominante se implanta a través de la cultura escolar mediante modelos concretos de representación, pautas de actuación, esquemas de valores, hábitos y tipos de conocimiento. La cultura popular, en ciertos aspectos, puede funcionar como un instrumento de la cultura dominante intentando transformar ideológica y culturalmente lo característico de la cultura popular. En ella la cultura popular posiblemente sólo juegue un papel especial como curiosidad folclórica. objeto de tipismo u originales tradicionales arraigadas.

La cultura tradicional y popular es el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundadas en la tradición, expresadas por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación u otras maneras. Sus formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes [Definición de las Recomendaciones sobre salvaguarda de la cultura tradicional y popular de La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, reunida en París del 17 de Octubre al 16 de Noviembre de 1989, con motivo de su 25a. reunión.].

Para aclarar algunas ideas sobre la relación entre cultura dominante y cultura de los dominados utilizaremos el gráfico sacado a colación por GRIGNON [GRIGNON, C. y PASSERON, J.C. (1992) lo culto y lo popular. La piqueta, Madrid.], quien afirma que no se puede extrapolar el conocimiento de las clases dominantes o dominadas a la cultura dominante y dominada respectivamente, pues existe un circuito complejo de interacciones simbólicas y de construcciones de simbolismos. El análisis cultural que pone en relación una cultura de clase con la condición social de quienes la practican, presenta condicionantes que tienen relación con la dominación social, tal como se ve en el esquema. Es necesario revisar el sentido que tienen determinadas prácticas simbólicas y que se deben no solamente a la condición social de quienes la practican sino también a las funciones que esas prácticas culturales asumen en relación a la dominación social. Quien ve la cultura legítima desde el punto de vista de la cultura dominada no ve la misma cultura que aquel que se ve legitimada su posición por la misma cultura.
 


Esquema tomado de Grignon (1992, p. 31)

Afirmar el horror a lo vulgar o, al contrario, creer que lo popular es lo que más vale son posiciones que caen en el error. Hay que preguntarse, como dice el autor mencionado, por cuáles son las razones que reservan para las clases dominantes el monopolio de marcar el estilo de vida y las razones que nos hacen olvidar la posibilidad de que la cultura popular pueda proponer formas de vida o signos de estilo.

Me parece relevante aquí proponer un campo de estudio y de observación que resulta válido para lo que estamos comentando de manera sintética. Estudiar cómo se forma el gusto por algo, por qué a ciertos sectores les gustan cosas inaccesibles, por qué vías o procedimientos se cambian los estilos, quiénes dictan o divulgan la moda, cuáles son los gustos de un determinado grupo, cómo y por qué se consumen determinados bienes, qué grado de ostentación existe en la práctica o consumo cotidiano de las cosas que gustan. Esta sociología del gusto puede completarse con la observación de cómo se producen los deseos, qué significados se le dan a los deseos y en qué condiciones hacer una actividad, mantener una actitud o consumir un producto le producen placer a los alumnos y alumnas. Indudablemente, este es un extenso campo de estudio que no puede ser agotado por ningún grupo escolar o equipo docente. Incluso podemos dudar de trabajar en ello, dada la complejidad y amplitud del tema. Sin embargo, pienso que es un asunto clave para entender la cultura popular y considerarla como un entorno y campo de trabajo, al estilo de lo que propone Giroux [GIROUX. ob. cit. capítulo 10.]. La práctica cotidiana diaria y su análisis o concienciación es la vía fundamental por la que un sujeto puede ir construyendo su propia subjetividad e identidad. Localizar nuestra propia historia, desarrollar la propia voz y las de los demás en aplicación de un claro principio de democratización de la vida cotidiana requiere que la educación permita crear en la esfera pública la posibilidad de ejercer el poder sobre las propias vidas y especialmente las condiciones de la producción y adquisición del conocimiento.
 


Arquitectura popular. Sierra de Aracena.

 

Hablar de estas cuestiones, observarlas, discutirlas y teorizarlas resulta necesario para adecuar nuestros estilos de enseñanza a las nuevas necesidades mencionadas. Es una manera de transcender el estudio de lo inmediato y cercano a la realidad, que ha sido el campo típico de preocupación de la cultura popular, para descubrir las interacciones culturales que se dan en nuestra comunidad, que a su vez se relaciona e interactúa con otras comunidades.