Consecuencias y propuestas

Consecuencias de las anteriores ideas y propuesta de principios de procedimiento didáctico para la selección y secuenciación de contenidos


 

La realización de proyectos de centros, proyectos curriculares de área y programaciones sobre la estructura de contenidos presentada en los currícula prescritos por las administraciones central y/o autonómica marca varios niveles de decisión que no se enfrentan con los contextos concretos hasta el último nivel de desarrollo. Esta proyección del saber académico, históricamente construido y organizado, se deja fuera el reconocimiento de las condiciones cambiantes en las diversas realidades concretas. Se deja fuera la misma cultura tal y como la concibe STENHOUSE
La cultura es un tipo de denominador común mental, un almacén formado por comprensiones complejas comunes entre mente y mente. Son las ideas comúnmente aceptadas en el grupo [STHENHOUSE, L. idem. p.53].

El conocimiento producido en los contextos culturales de los individuos. adaptando la idea de BRUNER de la folk psicology, constituiría la base educativa popular sobre la que reconstruir el saber y el conocimiento. Algunas sugerencias se recogen aquí:

-Aprovechamiento del desarrollo natural de la comunidad donde se produce lo festivo, lúdico, cultural en un entorno contextual. Fiestas, ritos, manifestaciones culturales, explicaciones de hechos y fenómenos cotidianos, son a la vez recurso y campo de estudio, incluso medio de transversalidad o interdisciplinariedad (centros de interés de fiestas, juegos, investigaciones de campo). La reflexión sobre la socialización del alumnado en la vida comunitaria no debe evitar el mantener una actitud crítica de reconstrucción de aquellos aspectos no educativos de tales vivencias.

-La reflexión sobre lo cotidiano, el reconocimiento de lo "propio" como criterio de actuación permanente y exigible en todas las clases, materias y actividades. El reconocimiento de quiénes somos y de dónde venimos debe permitir un estudio de nuestra identidad individual y colectiva, de nuestras condiciones económicas, sociales y personales de existencia. Esto supone admitir la necesidad de construir conocimiento colectivo en y para nuestros contextos concretos, sin desconectarlos de contextos más amplios que interactúan con el nuestro. Este debe ser un eje sustancial de contenidos organizado sobre algún formato diferente como centros de interés, planteamiento y solución de problemas, propuestas de proyectos grupales, preparación y realización de experiencias colectivas o elección de núcleos de interés [Es cierto que experiencias como las recogidas aquí el profesorado reconoce haberlas puesto en práctica sin obtener los beneficios académicos esperados. El problema reside probablemente en errores en las propuestas que rompen con el sentido y los supuestos del origen de tales experiencias. Por ejemplo, es evidente que el texto libre en muchos clases no ha gozado de la predilección del profesorado que lo ha aplicado, o el trabajo en pequeños grupos ha significado para ciertos profesores y profesoras una pérdida de tiempo. Hemos estudiado algunas de estas experiencias en MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, Juan Bta. (1990) Hacia un enfoque interpretativo de la enseñanza o en (1990) El alumnado y la reconstrucción del currículum en la reforma, ambos del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Granada. Los errores se deben a mecanismos de construcción de las experiencias en el desarrollo de las tareas básicas que no están adecuados a los principios elementales de las expenencias originarias.].

-Proponer medidas y actividades de documentación y reflexión que permitan recoger las importantes aportaciones de la escuela concreta a la reconstrucción del saber popular de su comunidad y de la forma en que esa comunidad readapta la cultura de masas o reajusta las prácticas populares y experiencias comunes (archivando o recopilando datos de actividades cotidianas, presentando propuestas de estudio de actividades relacionadas con el desarrollo comunitario, reflexionando sobre ritos o formas simbólicas, recogiendo patrimonio lingüístico, musical, etnológico).

-Como precaución básica hemos de tener en cuenta la fragilidad de nuestra cultura popular que constantemente se recrea y en la que algunos elementos desaparecen. Esta fragilidad requiere de unos programas de reforzamiento social y compensación de sectores desfavorecidos pero la solución no está en construir una cultura de funcionarios ni en proponer asignaturas de folklore y uso turístico del entorno propio o inmediato. El fortalecimiento necesario de la cultura popular ha de estar basado por una parte en el ojo crítico del estudiante a la vez que en la inversión productiva en aspectos potenciales de desarrollo. Por otra parte, una de las razones de la fragilidad de nuestra cultura popular está en una errónea comprensión del relativismo. Profesores y alumnado podemos caer en la trampa del relativismo radical según el cual todo vale y, para colmo, vale igual, prescindiendo de conocimientos tremendamente significativos en favor de contenidos simples, mal organizados y precipitadamente estudiados.

-Reconocimiento de la evolución histórica de nuestras culturas explicando nuestro presente como una parte importante, formado en ciertas condiciones en las que la dinámica social y cultural ha sido decisiva. La conexión de los datos sociales, culturales, económicos, psicológicos y educativos de nuestra comunidad en un contexto social más amplio, con otros datos complementarios y explicativos que aumentan nuestro conocimiento y amplían la globalidad de nuestra existencia humana local.

-Entender y respetar las diferencias que se producen en nuestro entorno reconociendo cierto relativismo cultural pero no dejar de identificar las desigualdades sociales que se producen simultáneamente a las diversidades culturales, analizando su relación e interacción para aportar soluciones que colaboren en el aminoramiento de las desigualdades económicas y sociales.

-Las actividades que tienen relación con la programación y el desarrollo curricular deben permitir planificar e improvisar conjuntamente con el alumnado, que puede aportar soluciones, ideas y textos importantes para desentrañar la cultura popular y su reconsideración. Estas programaciones han de ser planes conjuntos de trabajo, revisables, que permitan organizar progresivamente el conocimiento científico en torno a las preocupaciones, problemas, intereses o experiencias colectivas.

-Comprender la propia historia, la cultura actual como representación de la memoria colectiva, colaborando colectivamente en la identificación, divulgación y análisis de las propias culturas a través de las fuentes manejables. El partir de la cultura popular, de los propios contextos y explicaciones, de las ideas previas y experiencias vitales tiene sentido si termina por reconstruir el propio conocimiento y la propia cultura.

-En nuestra sociedad actual es imprescindible el análisis de la cultura de masas y su relación con las culturas "tradicionales." Identificar los estereotipos vendidos a través de los medios de comunicación, sus valores más hegemónicos propios de intereses económicos concretos y envueltos en supuestos naturales admisibles y valorables socialmente ha de ser una capacitación que la escuela no puede dejar en manos de otros agentes sociales. Las ofertas de programas televisivos pueden ser congruentes y apoyar experiencias enajenadoras y nada liberadoras de la mayoría de los individuos. Consumo, individualismo y competitividad son una tríada basada en intereses económicos y políticos poco favorecedores de una formación global completa dirigida a la solución cooperativa de los problemas sociales más importantes. La resistencia creativa en desigualdad de condiciones, ante el poder de los medios de seducir a los expectadores con contenidos presentados mucho más motivadoramente, tiene sentido como estrategia de respuesta.

Finalmente, proponemos la necesidad de decidir sobre los contenidos en este esquema básico de selección cultural que reconoce una cultura tradicional popular, una cultura académica -cuyo componente fundamental se desprende del conocimiento científico- y una cultura de masas con una fuerte capacidad de difusión e incidencia. La problematización del conocimiento en la escuela debe permitir cruzar estos tres espacios o fuentes de información y formación con la finalidad de que todos los individuos, colectiva o individualmente, tengan cada vez mayor capacidad de decisión sobre sí mismos y sobre el entorno que les rodea. La restauración del concepto de cultura popular y el reconocimiento de la existencia persistente de la cultura de masas nos puede ayudar a proceder en la selección de contenidos con una lógica diferente a la de las taxonomías producidas en el campo psicológico o en la perspectiva técnica del currículum del mismo modo que puede ayudar de una manera más natural a la mejora de la formación de los profesores y profesoras de los centros escolares.
 

Naipe.